Hace poco, un descubrimiento de la física lanzo una nube más sobre el cielo que se abre a los ojos del que aquí les escribe.
Ignorando los pormenores científicos del dato en cuestión, podríamos resumirlos en una máxima tan sencilla como desoladora: nunca hemos podido (ni podremos jamás) tocar a alguien. Como si nos rodeara un aura acrílica, flexible e infinitamente delgada que nos separa de todos los demás. Habitamos una burbuja nuclear de la cual nunca podremos salir para tocar a alguien más.
En pequeñísimos espacios habitan distancias infinitas.
¿Comparten el sentimiento de soledad que emana de esta afirmación?
3 comentarios:
Hace unos meses jugaba con esa idea. Que tremendamente desoladora es la realidad de la ausencia de contacto.
Vivimos, aquí también, en una ilusión del mismo. Fantasía del contacto: tal es nuestra cruz.
¿Es cómo los silencios que aturden?
Esos son los peores...!
La soledad es permanente. Sin embargo no estamos solos. Got it? :P
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