El cyber espacio puede resultar un lugar tenebroso
Enorme, intrincado e impersonal
Como cuando las serpientes se hacen las distraídas
Esperando que la curiosidad le regale el alimento.
Pero a la vez
es como mirar un abismo.
Sentimos vértigo frente al,
vacio de la postmodernidad,
Que nos jala con gravedad infinita
a un mundo donde los hombres
de tanta comunicación,
han aprendido a vivir a través de cables.
Curiosa paradoja le impuso
La tekne al humano
Pues no fue más que un parpadeo
El tiempo que vivieron sin estar colgados de algo.
Uno no se cansa de recorrer,
de deambular a través del planeta
y divagar por anaqueles incorpóreos
Buscando manantiales de la información.
Desbordando mercancía para un mercado
Alimentado por info-pófagos insaciables
Criaturas simbióticas cuyo sueño colectivo
Han creado un universo paralelo.
Donde cada quien guarda su impronta,
Sus ideas, sus imágenes, su vida.
Las catacumbas de la sociedad de la información.
El mausoleo del los muertos futuros.
Ahí, donde la perversión y la locura
Convergen con la ciencia y la política
Donde cada página es un mensaje
Todas las voces suenan como la lluvia.
Seguimos viajando por el laberinto
Acompañados por la voz de Eco
Pues en este tiempo real
Solo vemos huesos fósiles.
La sombra de un guiño, el brillo de una mirada.
Todo, en su trayecto a la velocidad de la luz
Se seca hasta tomar una textura digital
Que Resuena de forma impersonal.
Así como la piel humana nunca sabrá
Lo que verdaderamente es el contacto
Así han de sentir nuestras palabras
Cuando las arrojamos a esta corriente.
Que saben que llegaran esterilizadas
A repetir nuestro mensaje
Con voz afónica de tanto frio
E impotencia de no abrazar a su receptor.
Entre esa dicotomía de lugar- no-lugar
A pesar de las turbulencias,
De mirar lo más oscuro de la mente humana.
Uno se siente seguro
Intuye que el sueño puede terminar.
Que las monótonas pero seguras costas de la realidad
Están a solo un click de distancia.
Y así.
En esta intrépida pero comodina travesía
Se encuentran dos cibernautas que
Ignorando la geografía y el horario
Abolieron la distancia para encontrarse.
Separados por ríos, muros y fronteras.
Son unidos por una red celestina
Que posee el poder casi cabalístico
De penetrar en el interior de nuestras vidas.
Los dos viajeros, sin detener su camino
Se hacen compañía durante la velada.
Oscilando a la velocidad de la luz
Entre lo infinitamente cercano y distante.
Y a pesar de este frio cyber-espacial,
Encuentran calor en el claro-oscuro de la pantalla.
Se saben cómplices de una sonrisa
Los une un cordón de cristal.
Se saben cómo electrones
Que sin poder tocarse,
se empujan y se jalan
en un eterno cortejo.
Más antiguo que todas las memorias
Es la marcha nupcial del universo.
Un baile conocido desde el comienzo de los tiempos
Y que después de tanto tiempo sigue de moda.
Como la tierra y la luna en su coqueteo salvaje
Mueven océanos y demandan la serenata de los lobos
Como el todo, y siendo parte de el
Somos adictos a la fuerza que nos ejerce nuestra otra parte.